Al elegir un intercambiador, parámetros como la velocidad de procesamiento de transacciones, el tamaño de la comisión, los límites en la cantidad, el retiro de efectivo, así como la posibilidad de realizar una transacción de forma anónima o con un número mínimo de procedimientos de registro se vuelven críticos. Además, la presencia de una función de doble verificación aumenta el nivel de seguridad y reduce el riesgo de fraude.